No es por intrigar”, pero esta vez le tocó recargar pilas a Luis Miguel, justo como suele hacerlo antes de someterse a agotadoras jornadas de trabajo. Cuentan que esta vez El Sol dividió su tiempo para disfrutar de momentos familiares y luego reventarse con amigos.
Primero estuvo cinco días con sus hijos, Miguel y Daniel, los llevó al cine, de compras, a un parque de diversiones y cerraron en la playa de Los Cabos, Baja California, donde les dio una gran sorpresa. En medio de su enorme propiedad de playa, Luismi edificó una cabaña de juegos a escala para que sus hijos se diviertan con sus amiguitos y gocen de la casita con cinco habitaciones, espacio para acampar, juegos y una alberca a escala.
Pasado el momento familiar decidió acudir por algunos rayitos de su tocayo el sol. Con la consabida seguridad y el anonimato de siempre, viajó en avión hasta Punta Cana, para regocijarse a bordo de un lujoso yate que zarpó de las orillas de un exclusivo spa en Cap Cana, en donde rentó, junto con algunos de su amigos una “humilde “ casa con siete habitaciones y playa privada.
Con ese nivel de descanso, es normal que el caballero más célebre de nuestra música pop latinoamericana, esté listo para la presentación mundial de su nuevo disco este 14 de septiembre, durante los conciertos que ofrecerá en Las Vegas. Ya están totalmente vendidas las 4296 butacas (por día) del 15 16 y 17 del mes patrio. Quedando libres asientos, todavía para el sábado 18. Por lo tanto los casi cinco millones de dólares, que aseguran algunos, le pagarán a Luis Miguel por estos cuatro conciertos, están más que desquitados…
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