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miércoles, mayo 09, 2007

Concierto de Las Palmas de Gran Canaria

La noche más romántica

Luis Miguel ofreció anoche un concierto con un repertorio con un gran contenido emocional. El músico mexicano repasó sus 25 años de éxitos y encandiló con sus mariachis a un público entregado.

A las miles de personas que se citaron anoche en el Estadio de Gran Canaria no les importó que hoy fuera un día laborable. La mayoría llegará a sus tareas con el recuerdo de haber visto en acción a uno de los artistas latinos más universales. Luis Miguel cambió con la magia de sus canciones una cotidiana noche de martes.

El hermetismo desde su llegada la madrugada del sábado a Gran Canaria y todas las medidas tomadas para no ser molestado bajo ningún concepto, se vinieron abajo cuando Luis Miguel pisó el escenario del Estadio de Gran Canaria con una gran sonrisa dibujada en su cara. Un estruendo de gritos, silbos y aplausos dio la bienvenida al ídolo mexicano, que regresaba a Canarias tras ocho años de ausencia.



Elegante, correcto y atento con su audiencia, Luis Miguel brindó al público algunas de las canciones que lo han llevado a convertirse en un ídolo de masas. Vestido con un traje negro encajado perfectamente a su medida El Sol mexicano celebró en esta parte del mundo sus 25 años dedicados al mundo de la canción. Temas como Dame tu amor y Suave se colocaron en los primeros puestos de salida de un repertorio cargado de romanticismo, con los boleros como protagonistas, que hizo que la noche se convirtiera en algo inolvidable para muchas parejas, y aspirantes, que acudieron al Estadio.

Los boleros aparecieron en el concierto en formato popurrí. Contigo en la distancia, Usted, La puerta, La barca e Inolvidable, entre otras emotivas piezas, se dejaron acariciar por la voz del mexicano, que demostró ser todo un profesional de la escena, como lo avalan los millones de discos vendidos y los Grammy recogidos a lo largo de su carrera. El día que me quieras, Historia de un amor y Nosotros, en el que destacaron los solos de clarinete y de saxofón, conformaron un segundo medley de boleros.

Luis Miguel llevó a sus músicos acompañantes (por cierto, de una excelente calidad) por las veredas sonoras que él iba trazando. Por debajo de la mesa convirtió al público en un coro único que se empeñó en no bajar ni un instante la guardia para arropar al cantante. La gloria eres tú, Bésame mucho, Perfidia, Tú me acostumbraste y Amor, amor, amor llenaron de aromas de romanticismo la noche del martes, que llevaba el cuño del artista mexicano.

Tras las populares piezas dejó paso a canciones de su propio repertorio, entre las que figuraban temas como Te necesito.

Uno de los momentos cumbre y emotivos de la noche fue cuando Luis Miguel invitó a subir al escenario a los mariachis que le acompañan en la gira. Con ellos llegó la mirada a su país, lleno de melodías inolvidables. Con la alegría que otorga un conjunto de esas características, Luismi se armó del coraje de los charros y deleitó al público con Échame a mí la culpa, De qué manera te olvido, Sabes una cosa y la esperada La bikina. Todas y cada una de esas canciones trajeron a México hasta el Estadio de Gran Canaria.


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