lunes, abril 11, 2011
La gira la comenzó el año pasado en Las Vegas. El pretexto de la misma es el lanzamiento de su nuevo álbum Labios de miel, una placa repleta de canciones pop, algunas solares, expansivas y avasalladoras, como lo refleja el tema que le da título al álbum y otras más sosegadas, de corte romántico. Pues el Tour 2011, lo retomó en enero el cantante mexicano y en eso anda estos días por lo que su llegada a Guatemala es comprensible y por muchos esperada (después de 4 años) y que será el día de mañana, martes 12, a las 21:00 horas, en el Estadio del Ejército.
Obvio que en su repertorio incluirá las de nuevo cuño como Mujer de fuego, Tres palabras (“una de las canciones más bella de mi disco”, ha dicho), No existen límites, Siento, Lo que queda de mí, ¿De quién es usted? Aunque según notas de la prensa extranjera, en esta nueva gira no descarta interpretar acompañado de sus 15 músicos y 2 coristas, una treintena de canciones que incluye Te propongo esta noche, Suave, Con tus besos, Volver, O tú o ninguna, Palabra de honor, Entrégate, Te necesito, Cómo es posible que a mi lado y hace esa pericia de cantar secuenciado Come fly with me, con la voz e imagen de Frank Sinatra, e incluir una de las más coreadas de su presentación, La incondicional.
Al parecer, en esta gira está siendo mucho más generoso con su público, aunque es bien sabido que no se comunica directamente con él durante la presentación ni se sale del guión, a cambio le entrega lo más granado de su repertorio, por no decir, lo hecho a lo largo de 21 álbumes discográficos. Aunque también se asegura que como su nuevo disco no ofrece ninguna novedad, opta entonces por los temas ya conocidos.
Aparecerá con un riguroso traje negro (aunque se cambia 4 veces). Contará, con una pantalla gigante al fondo, y 4 monitores laterales, sin olvidar un techo estructurado con 8 plataformas. Mucho de ello comenzó a instalarse desde el sábado por la noche, con la intervención de cerca de 200 personas.
Clave del éxito de sus actuaciones en vivo, ha sido entregar un concierto sobrio y darle al público lo que espera. No hay ningún secreto en ello. Pero también, y esto debe subrayarse es que en Luis Miguel confluyen facetas básicas como ese pop liviano, boleros lustrosos, ramalazos de funk; todo bendecido por esa prodigiosa voz y por esa intensidad interpretativa que electriza los versos más triviales.
Luis Miguel es uno de los artistas más cotizados y más vendedores de la música latinoamericana. Además, su incursión en el mercado anglosajón ha sido despampanante no sólo con un lleno total en el afamado Madison Square Garden, de Nueva York (el primer latino que lo consigue), sino con la venta de 2 millones de copias de sus discos. Todo ello sin contar con los premios Grammy recibidos (a los 15 años recibió el primero, de 9), y con los 60 millones de discos vendidos alrededor del mundo.
En México, es decir en su propia tierra, ha tenido igual éxito. Solo en el Auditorio Nacional de México concluyó 30 presentaciones consecutivas, en las que reunió un total de 300 mil personas. Un número que daría envidia a los sindicatos y a los candidatos en campaña política. Además, a Luis Miguel le pagan.
Es cierto, el artista evita el contacto con la prensa y no se digna en hacer acto de presencia a cócteles en su honor (ni asiste a ceremonias) y se refugia en el misterio en torno a su vida privada. Nunca habla de su madre (de la que no se sabe su paradero) ni de su padre (muerto en 1992), como tampoco se conocen las razones que esgrime para separarse de sus mujeres. Un poco antes de lanzar este nuevo disco, se rumoreaba que estaba moribundo, pero ya se ve que no era cierto.
Así, Luis Miguel ratificará su poderío. Y como es de esos artistas que buscan la perfección quizá sea poco al final lo que habrá que reprocharle.
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