El cantante Luis Miguel está en Mazatlán
VIGENCIA: 30/01/2007 6:00:00Por: Marco Antonio Lizárraga
El cantante mexicano Luis Miguel efectuó una visita a la ciudad de Mazatlan, el día 30 de enero de 2007. El yate que lo transportaba atracó en la Marina Mazatlán a las 17:00 horas.
Posteriormente acudió al restaurante de mariscos Los Arcos, donde pidió total discreción por parte de los empleados para que la noticia de su presencia no llegara a los medios.
Como si fuera un rey, "El Sol" llegó al embarcadero del hotel Marina El Cid, pidió que lo llevaran a un restaurante de mariscos para probar el sabor los platillos mazatlecos.
La elección de uno de su acompañantes fue acudir a Los Arcos. El cantante de La incondicional no entró por la puerta principal sino por el acceso al privado del restaurante.
Llegó acompañado por cinco personas, entre ellos un matrimonio, ninguno de ellos del medio de la farándula. Al ver la presencia del cantante, los empleados no podían creer que una persona tan famosa estuviera en su lugar de trabajo. Pero todo se manejó con hermetismo.
Cerraron las puertas y ventanas del restaurante y uno de los que acompañaban al artista pidió al propietario total discreción sobre la estancia del cantante. La sorpresa de los empleados era tal que no podían contener los nervios al atenderlo.
Pero él se veía sereno, nadie comentó nada de su estado de ánimo. Durante dos horas y fracción estuvo comiendo los platillos que ofrecen en Los Arcos.
Para empezar, inició con unos camarones a la diabla, que es una de las especialidades de la cocina del restaurante.
Luego siguió con los tacos gobernador, los callos de hacha, pidió cerveza Pacífico. Sus acompañantes compartieron los manjares que les ofrecieron.
Al momento en que llegaron los visitantes al restaurante, este se encontraba con alguno que otro comensal, por lo que no se molestó a las demás personas.
Por último, satisfecho, Luis Miguel probó el pay de plátano como postre, para después, de manera sigilosa, retirarse de nuevo al yate, de donde ya no volvió a salir. A la hora que se retiró, los clientes del restaurante eran en su mayoría estadounidenses adultos.
Siguió el hermetismo. El cantante supo mantener la discreción. Sus deseos donde quiera que llega son órdenes para quienes lo atienden.
Así sucedió en esta ocasión, aproximadamente a las 17:00 llegó al embarcadero del hotel donde atracó y nadie de los empleados sabía quién había llegado.
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